Visitá nuestra web: www.hockeyargentinoplus.com.ar

lunes, 19 de noviembre de 2012

Champions Challenge I Quilmes 2012: NOTA A GUILLERMO SCHICKENDANTZ

(Prensa CAH - Rodrigo Spiess; foto: Matías Correa Arce)
Lo aseguró Guillermo Schickendantz, quien tras nueve años y casi 300 tantos en Europa se prepara para concretar su ansiado debut en el combinado masculino. Reconocido por la efectividad de sus cortos en España y Bélgica, nunca jugó un torneo oficial para Argentina y lo hará en el Champions Challenge I de Quilmes, desde el sábado próximo. Comentó que no se siente presionado por la estadística y repasó con madurez su particular historia de desencuentros con el Seleccionado de caballeros.


Con casi 300 goles anotados en el Viejo Continente, cosecha que le demandó nueve temporadas, Guillermo Schickendantz se encuentra por estos días a las puertas de concretar el sueño de toda su vida deportiva: Debutar oficialmente en un torneo FIH con Argentina. “Tengo una espina grande, porque Europa me levantó el nivel y me acercó a la Selección, pero a su vez me alejó”, reflexionó a días del debut en el Champions Challenge de Quilmes.
En una extensa entrevista con cahockey.org.ar el delantero cordobés contó por qué, a pesar de su exitoso paso por España y Bélgica, nunca pudo consolidar una trayectoria en el combinado albiceleste. “Toda mi vida soñé con entrar a la cancha, tener la camiseta puesta y que suene el himno. Y emocionarme en la cancha y no mirando los partidos por la televisión, como me pasó siempre. La espina desaparecerá después del torneo”, comentó el jugador de Córdoba Athletic y afirmó: “Tengo 33 años, pero si me dejan voy a estar hasta los 40”.

-Empecemos desde cero, ¿cómo nace tu historia con el Seleccionado?
-En 1999 me llama Marcelo Garraffo. Fue la etapa en la que yo entrenaba acá, en Capital, pero como estaba tan desorientado me fui... Literalmente me fui.

-¿A qué te referís con “me fui”?
-Llevaba jugando al hockey dos años y de repente estaba entrenando con el Seleccionado nacional en el CENARD. Me interesaba, pero a su vez era todo muy raro. Eran todos grandes y yo no conocía nada de esta historia. Nunca había visto un partido internacional y no sabía quiénes formaban parte del Seleccionado. Estuve dos o tres semanas entrenando y me fui. No le dije nada a nadie, agarré mis cosas y me fui. Lo llamé a mi viejo y le dije:”Viejo, no quiero estar más acá” y me volví.

-¿Cómo reaccionó la gente del Seleccionado?
-Ni idea, porque no los vi más. Creo que también fue un momento raro, porque fue cuando Garraffo se hace cargo de la Secretaría de Deporte de la Nación, entonces asume Alejandro Verga. Si hoy todavía hay cosas que creo que me faltan para poder estar bien, imaginate entonces con 18 años. Yo estaba acá porque habían visto algo en mí, pero la realidad era que me faltaba un montón. Sí recuerdo que en ese entonces también estaba entrenando otro chico de Córdoba, que me dijo: “¿Qué hiciste, por qué te fuiste? La gente preguntaba por vos”.

-¿Y cómo siguió tu historia? ¿Cuándo te llamaron de nuevo?
-En el 2002 Jorge Ruiz me vuelve a convocar. Yo ya me había ido a Europa, pero venía en diciembre y solía jugar algunos partidos, porque solía venir Italia, Chile o se organizaba algún Cuatro Naciones. Yo venía dos o tres semanas a entrenar y me iba, pero nunca quedaba en la lista para un torneo. Después asume Cachito Vigil y juego un partido Cataluña-Argentina, en Barcelona. Y de nuevo se dio lo mismo: Yo estaba en las listas de 25 jugadores, pero nunca quedaba para ningún torneo. No me ponían ni para un Cuatro Naciones, no era que yo pretendía estar en un Juego Olímpico o un Mundial.

-¿Alguien te dio o pediste explicaciones alguna vez?
-No, yo a Cachito le termino diciendo que no venía más... Antes de seguir, quiero dejar claro que no lo cuento con rencor ni soy rencoroso con nadie, porque creo que todo me sirvió para estar hoy acá. Pero con Cachito se dio así. Le dije que estaba cansado de venir a entrenar y no quedar en ninguna lista y él me contestó que me faltaba continuidad en esto, entonces le comenté que necesitaba que el entrenador me diera continuidad. Me pidió que no me bajara, pero la situación se dio en un momento especial donde se me juntó todo. Estaba yéndome a la B con el Taburiente, afuera en el Seleccionado y ahí es cuando Fernando Ferrara me ofrece ir a jugar para Italia...

-¿Te vas a representar a Italia un poco por bronca?
-No, no. En Argentina no había manera de entrar o porque yo no les gustaba o porque no iba a tener lugar nunca. Entonces Ferrara se hace cargo del Seleccionado de Italia y me invita a formar parte del proyecto. Lo tomé como eso, porque me daba la oportunidad de jugar torneos internacionales a nivel de Selección. Fue en 2007 y duró algo así como seis meses. Lo de Italia fue espectacular y me quedó una gran relación con Fer. Luego no jugué más para ellos y fue cuando me llaman para formar parte del club Egara. En ese momento los sueños míos con Argentina cambian, porque al entrar en un club grande me doy cuenta que puedo estar y puedo tener un nivel. Entonces, me dije: “Chau, no juego más para Italia porque si me llega a ir bien en el Egara, surgirá la posibilidad del Seleccionado”. Ahí es cuando estaba cumpliendo una sanción de casi tres años por competir para otro país, cuando asumen Pablo y Jorge Lombi en 2009. Ellos estaban preparando el Mundial de India y me comentan que estaban estudiando la posibilidad de convocarme. Finalmente me convocan y la Confederación hace un intento para que la FIH me levante la sanción, sin poder lograrlo. Al año siguiente comienza la preparación para los Juegos Panamericanos y para Londres y es cuando viene la historia en la que Pablo pretendía que yo estuviera en Buenos Aires, entrenando.

-¿Sentís que en parte también tenés la responsabilidad por no haber formado parte de esta última etapa del Seleccionado? Lo digo, porque fuiste vos el que decidió no dejar Europa.
-Sin dudas que las decisiones fueron mías.... Algunas decisiones fueron mías. Si en el 2005 me hubieran empezado a probar en torneos, a lo mejor hoy sería un tipo que tendría 100 partidos internacionales. O no. A lo mejor habría dado lástima y me hubiera perdido hasta los contratos en Europa, qué sé yo. Lógicamente que no le echo la culpa a Pablo Lombi por esta última decisión. Yo vivo del hockey y ellos lo saben. Realmente eran contratos que no me iban a salvar para toda la vida, pero sí me iban a ayudar para lo que me queda. Mis contratos buenos llegaron en el mis últimos años, eso es importante aclararlo. Era una buena oportunidad económica y deportiva también. La oferta para el resto de los chicos que se volvían era jugar en el Seleccionado y luego el torneo Metropolitano, mientras que para mí era venir a Argentina, vivir en Córdoba, viajar a Buenos Aires para entrenar todas las semanas, dormir de lunes a viernes en el CENARD... La vida no es la misma para todos y eso es a lo que yo voy. No es lo mismo para un pibe que vive en Córdoba, Rosario o Mendoza, que para uno que vive en Buenos Aires. No le quito ningún mérito a nadie. Simplemente somos distintos y con esto no quiero decir que uno sea mejor ni que otro sea peor. No podés trabajar ni ver a tu familia de lunes a viernes. ¿Por un objetivo? Sí, está bien, pero es el mismo objetivo que para el pibe que vive acá. Implica dejar todo y de hecho lo estoy haciendo estando acá ahora. Yo tengo familia, tengo trabajo y estoy acá y digo que lo voy a hacer porque realmente lo quiero hacer. Siempre lo quise hacer.

-¿Volviste de Europa esperando esta oportunidad? ¿Te la imaginabas?
-No. No me lo esperaba porque ya estaba dedicándome más al trabajo como entrenador. Seguía jugando porque en mi vida siempre me voy a mantener activo, pero no me lo esperaba. Aunque en el fondo siempre que se da el cambio en un cuerpo técnico, un poco de esperanza tenés.

-Tu presente dice que estás entrenando con el Seleccionado y que te citaron para el Champions Challenge ¿Estás viviendo ese sueño que tanto imaginaste?
-Sueño con el momento en el que me toque entrar a la cancha con la camiseta puesta. No puedo dimensionar nada de lo otro, porque llevo muchos años viendo esto por la tele. Con dolor en algunos momentos y con emoción en otros. No sé si es un sueño, es un objetivo. Me dio una emoción enorme cuando se dio la lista, porque he sufrido un montón los momentos en los que no estuve. Yo soñaba con que a lo mejor podría haber estado en toda la previa hacia los Juegos Olímpicos y a lo mejor también haber terminado estando en Londres... Este no es un objetivo únicamente mío, porque mis viejos también lo sufrieron, al igual que mis hermanos, mis amigos y la gente del club. Entonces todo esto adquiere una dimensión que hace que no lo podés ni entender.

-En tu cuenta de Twitter dijiste que lloraste cuando dieron la lista para Quilmes ¿Fue así?
-La verdad que no recuerdo nada de ese momento. Los chicos del interior con los que compartimos este mes y medio de entrenamientos me veían con chances y me tranquilizaban. Pero en ese momento fue algo que no lo podía creer. Con 33 años volví a sentir cosas que sentía con 20. Es algo muy loco. Lo único que recuerdo es que con toda la emoción llamé a mis padres y les conté la noticia. No podría ni hablar y lloré desde ese momento hasta una hora después, cuando terminé de contarle a toda la gente. Todos los años se te vienen encima.