(Producción HAP)
En la temporada anterior el equipo de
Lomas Athletic “D” consiguió el ascenso de categoría al vencer en forma agónica
a San Marcos con gol de oro (tras vencer en el tiempo reglamentario por 4
a 3, mientras que en el encuentro de ida las “santas” se habían impuesto 1 a 0).
Justamente en ese equipo se encuentran la experimentadas Silvina Mas, Mariana
Rodríguez Lagoa, Melisa Vázquez y Virginia Alonso, quienes nos cuentan sus
impresiones por el objetivo conseguido y dan sus puntos de vista respecto de
diversos temas.
Periodista:
¿Qué sintieron cuando lograron el objetivo?

Mariana Rodríguez Lagoa: “La final para mí fue
soñada. Es de película, no fue real ganar en el último segundo con gol de oro
después de ir casi todo el partido perdiendo. Fue soñado. Terminó el partido y
vinieron todos nuestros hijos. Estar rodeado de todos los nenes fue increíble.
Yo había ascendido ya una vez en el ‘94 que era otra realidad dado que fue un
torneo largo, con lo cual habíamos ascendido porque habían alcanzado los
puntos. Por eso, es distinto, ahora con los play off jugás con la presión en el
momento. Genial. Para cerrar un año ideal”.
Melisa Vázquez: “Estoy
muy de acuerdo con lo que decían Mariana y Silvina. Fue un año bárbaro. Es un
esfuerzo familiar porque muchas veces los maridos tienen que llegar a horario
para que podamos salir y es una movida realmente importante. A diferencia de
haber jugado en la “A”, lo que me gustó mucho fue que mis hijas pudieran
disfrutar de lo que yo disfruté. Como decía Mariana, la sensación de haber
ganado de la manera que ganamos fue espectacular. En un momento en primera “A”
ganamos campeonatos más de una vez, pero esta sensación es distinta. No sé si
es porque una es más grande o porque nos costó más. La verdad que tuvo un sabor
hermoso cuando terminamos y estaban todos los chicos ahí. Fue ideal. Estamos
muy contentas”.

Cuando las consultamos acerca de las
diferencias grandes que encuentran entre lo que vivieron cuando jugaban en la A
y lo que consiguieron en esta categoría del ascenso, todas coinciden en el tema
del arbitraje. Y también comentan …..
Mariana: “Es patético porque hay gente que nunca en su vida jugó al hockey y no
saben las reglas. Yo lo que sentí es que a jugadoras que tienen mucho la
pelota, una calidad increíble y son muy finas para jugar, se les complica para
jugar y no pueden jugar porque les hacen ‘faltas’ permanentes. Una falta no te
la cobran, la otra tampoco y lo lamento por la contraria que no tiene la culpa,
pero la querés pisar porque no te lo cobran ja”.
Silvina: “Yo me sorprendí positivamente porque encontramos equipos que para
mí son equipazos y en la ‘A’ no podrían jugar por un tema de ritmo, pero en la
‘B’ seguramente sí lo podrían hacer. Todos los equipos intentan jugar pero ojo
que agarrás muchos equipos ‘B como Quilmes Athletic ‘B’ y Banco Provincia ‘B’
que la verdad hace bien las cosas. A mí me gustaron la mayoría de los equipos”.
Mariana: “Estaba bueno que varios tenían diferentes estilos y planteos y en
los partidos que tenías que pensar tácticas diferentes”.
Virginia: “No se da más como era antes que un equipo le pegue para adelante
y no la pueda parar. Ahora todos tienen un sistema de juego, todas las
jugadoras del equipo tocan la pelota y la hacen circular. Eso tiene que ver con
el crecimiento del hockey”.
Melisa: “Por lo menos a mí me resultó más complejo de jugar con tres en el
fondo porque nosotras somos de otra generación y jugábamos con cuatro
defensoras y nos querían hacer entender que todos los equipos jugaban de tres.
Posiblemente esa fue una de las cosas que más me costó por estar acostumbrada a
otro sistema de juego. Entre el arbitraje y el sistema hicieron que me costara
un poco adaptarme a este sistema de juego”.
Periodista:
Acostumbradas a jugar en la “A” con un estilo de juego distinto ¿Fueron viendo durante
el torneo que tenían posibilidades interesantes o lo fueron planteando? ¿Cómo
se fue dando el año?
Virginia: “Leo desde el primer partido que dirigió dijo que quería salir
campeón. Yo lo escuchaba y pensaba ‘bueno, es su deseo’. Miraba a las chicas y
pensaba si podían llegar a saber realmente lo que nos estaba diciendo.
Inclusive llegué a dudar si Leo sabía lo que estaba pidiendo jajaja. Cuando
terminó el primer partido que jugué, no me podía mover y las chicas todavía
casi no habían arrancado (ja). Fueron pasando los partidos y Leo fue metiendo
de a poco el discurso y un nivel de exigencia que me hacía preguntar si en
serio estaba aspirando a salir campeón (ja). Pero hasta que me lo hizo creer
porque fuimos creciendo en el sistema de juego. Si bien nos costó, pudimos
adaptarnos al sistema de juego. En mi caso volví a la zona del medio, a ser una
volante. Creo que corrí más que cuando jugaba en la “A” jajaja, por el puesto
que me tocó. Eso lo disfruté muchísimo. Hacía mucho que no tenía esos partidos
con tanto desgaste físico. Cuando jugaba abajo tenía un desgaste pero no sentía
que iba al extremo. La verdad que eso lo disfruté un montón y fue parte de la
convicción de Leo (Mas) y de la mentalidad de Silvina (Mas) que va para
adelante como un camión y que no quiere perder ni a la bolita. Eso te va
contagiando y te va haciendo creer que vas teniendo posibilidades cuando ves
que el juego se está empezando a armar y que los resultados se van dando.
Incluso, cuando los resultados no se daban, nos daba bronca y decíamos ahora
queremos ganar”.
Silvina: “Jugábamos
sin arquera porque nuestra arquera era una jugadora de la Intermedia que
gentilmente ocupaba el puesto. Por eso, nos empezó a pasar que los partidos que
podíamos ganar bien lo ganábamos pero cuando nos tocaba uno de los de arriba,
perdíamos porque al arco te llegaban. Ahí yo sentí que se nos venía abajo todo,
teníamos un buen equipo pero sin arquera no podíamos jugar. De repente
estábamos primeras y motivadas pero cuando empatábamos o perdíamos bajábamos
bastante en el ranking”.
Periodista:
¿Hubo algún rival ‘distinto’? ¿alguno que les haya costado más o que
encontraron realizaban un trabajo diferente que los demás en la categoría?
Mariana: “Hubo dos rivales, Vilo “A” y BACRC “B”. Fueron rivales que te
dabas cuenta que intentaban jugar al hockey y tenían jugadoras que entendían
mucho más el juego, además con BACRC fue un partido “retro” de hace unos años
porque muchas jugadoras estuvieron en la A. Esos dos partidos fueron así”.
Periodista:
Ustedes tienen toda una familia conformada, un ritmo de vida distinto y
vuestros hijos que dependen de ustedes porque son aún chicos ¿Era complicada la
semana?
Melisa: “Una de las cosas por las cuales yo volví era por el tema del
horario (19 a 21), me favorecía eso aunque alguno de los lunes, miércoles y
viernes se me dificultaba venir. Por eso había hablado con Leo que si retomaba
podía cumplir los viernes nada más en ese horario y le pregunté si le servía.
Además le dije que quería jugar y no me importaba si era en Intermedia, la
realidad es que quería jugar para hacer algo yo. Después lo fuimos acomodando.
Para mí el horario fue fundamental. Venía siempre con mi hija Pilar y como
estaban los demás chicos también ella nunca se quiso quedar en mi casa y
siempre quiso venir al club”.
Periodista: ¿Se dan cuenta de la ‘escuela’ que están haciendo?
Silvina: “Ojalá
lo puedan tomar porque vieron situaciones de todo tipo. Un día mi hija más
chica vio que lo expulsaron a mi hermano Leo y lloraba diciendo que la árbitro
era mala porque lo saco al tío ja. Pensá que los chicos entraban a la cancha y
estaban presentes en la charla previa al partido, la hacían con nosotras en el
medio del grupo y ellos gritaban ‘¡vamos Lomas!’ con nosotras. La semana
complica mucho pero facilitó el horario y el tema de los viernes. A mí me
cerraba bien que mi marido trabaja acá los viernes. Entonces, veníamos todos
acá, terminábamos, nos bañábamos, cenábamos juntos y nos íbamos aunque el
sábado todos nos levantábamos de vuelta a las 6 de la mañana y arrancaba uno
para un lado y otro para el otro”.
Virgina: “Lo malo del viernes es que hay muy mucha
distancia entre el partido y el siguiente entrenamiento. Lo bueno, es que vengo
más relajada porque le dejo los tres chicos a mi marido y no me ocupo de lo que
comen o si se bañan porque es viernes. En cambio, un miércoles tienen que cenar
temprano, bañarse y acostarse temprano. Toda esa rutina la teníamos
incorporada. Después, con el correr del año, pudimos empezar a venir algunos
los miércoles, especialmente sobre el final Leo nos pidió que viniéramos más
días las últimas semanas. Con esa prueba me di cuenta que los chicos también
adquieren una rutina, pueden hacerla y yo puedo venir tranquila porque ellos se
van a acostar temprano igual. A veces, lo que nos pesa a las mamás es alterarle
a los chicos una rutina por nuestra pasión de venir a jugar al hockey”.

Virginia: “Agradecerle a los maridos y a las abuelas. Cuando empezó el
año mi hijo tenía un mes y medio porque nació en enero. En marzo le dije a mi
mamá si me podía tener a los chicos porque quería jugar al hockey y ella me
respondió que por favor me enganchara con el hockey. Le dije a mi mamá que si
volvía a jugar era tranquilo. Si algún día el chico tiene fiebre, no voy. Mi
mamá me dijo ‘ mirá Vir, ya te conozco, el día que el chico tenga fiebre me vas
a decir mami tenémelo igual porque si hoy ganamos quedamos primeras’ jajaja. A
Silvina le pasó eso. Dijo que se iba a turnar con su marido Andrés porque el
nene juega al fútbol y que, por eso, ella iba a ir a ver un partido y el marido
otro. Ni sé cómo hizo ella pero jugó todos los partidos jajaja”.
Periodista:
¿Qué las motivó para volver al espíritu competitivo?
Virginia: “Yo había arreglado con mi grupo de compañeras
de inferiores para jugar en una cancha pero me di cuenta que cuando no competís
no es divertido. Al principio contábamos los goles y nos cargábamos un poco
pero después ya es lo mismo. La verdad que la pasaba bien pero si quiero jugar
al hockey, quiero competir porque es lo que me divierte y enojarme si las cosas
no me salen, sino no está tan bueno (ja). Mucho más la mujer porque el hombre
de por sí es competitivo pero la mujer llega un momento que empieza a prestarle
atención a otras cosas y si no hay competencia es muy difícil ejercer el
compromiso”.
Silvina: “En mi caso fue diferente. No arranqué pensando en competir sino
en que quería jugar tranquila porque hacía siete años que no hacía nada.
Entonces, arranqué y entrené hasta que Leo me empezó a decir ‘dale porque te
voy a dar el alta’. Lo pateé y lo pateé hasta que un fin de semana yo quería
jugar y el Club no me dio de alta. Entonces, me dio mucha bronca y me dieron
más ganas de jugar. Leo discutió y hasta se metió mi marido. Al fin de semana
siguiente, que fue cuando logré que me dieran el alta, fui a jugar el primer
partido. Llovía, todavía no estaban los bancos de suplentes y nos tapábamos con
paraguas. Lo más precario que se te podía ocurrir. Estábamos con Melisa y en un
momento Leo nos dijo que entremos. Hacía mucho frío y lo único que motivaba es
que era contra Pucará. En un momento nos miramos con Meli y dijimos ‘¿qué
hacemos acá’’ ja. Entré, jugué y a partir de ese momento era como que tenía un
bichito dormido. Si yo no hubiese entrado a la cancha probablemente seguía con
la misma postura pero una vez que entré, soné. La Colo Pando arrancó y no
estaba convencida. Ella no se anotaba y no se daba de alta. Un fin de semana yo
no podía ir a jugar porque tenía que trabajar, la Colo jugó y le pasó lo mismo.
No dejó de jugar nunca más. Cuando jugaste un partido sonaste porque te vuelve
todo lo que tenías guardado adentro”.
Virginia: “Yo después de haber tenido a Justino, volví a
entrenar en la “A” y había arreglado que entrenaba los jueves en el nivel más
alto del club pero no me podía comprometer a venir más días. Luego no venía a
jugar pero disfrutaba de ver los partidos. Después, justo quede embarazada de
Francisco. Pero, como dicen las chicas, me di cuenta que una vez que entrás a
la cancha te cambia toda la razón por la que venís”.
Melisa: “En mi
caso, tenía ganas de hacer algo pero no sabía cómo entrar porque no conocía al
grupo. Me convencieron para empezar a jugar con unas mamis pero vine un día y
dije que ésto no es para mí. Justo vine a traer a Pilar al club y Silvina me
dijo que arrancaba a entrenar con Leo los viernes. Ahí dije ‘bueno, listo,
arranco’ y arranqué diciéndole a mi mamá y a mi marido que iba a venir cuando
podía y la piloteaba con las nenas porque ya estoy grande ja. Después entré a
la cancha y quería ganar como sea, no me importaba nada y me fui sorprendida de
las veces que me tocó perder porque me fui igual de enojada que cuando tenía 18
años, cuando los árbitros me cobraban mal, me encontraba adentro de la cancha
enojada peor que en otras épocas (ja).
Mariana: “Hay una anécdota con Virginia, en un partido en que le sacaron
una tarjeta. Entonces, ella se sienta en el banco insultando al árbitro y
gritándole ‘burra, sos una burra, no sabes nada, sos un animal’, entonces me
acerco y le digo: “Vir, ¿hay necesidad?”. Ella me respondió diciendo que no
podía parar, que así como a veces se te pueden mover las piernas solas a ella
se le movía la boca sola jajaja”.
Periodista:
¿Qué es Lomas para cada una?
Silvina: “Mi segunda casa. Todas mis amigas de la vida y del corazón son
del club. A mi marido lo conocí en el club y mis hijos viven en el club. El
club es todo. No importa dónde. Hasta mirando un partido de rugby lo siento exactamente
igual, es Lomas. Es mi amor, una pasión”.
Mariana: “Lomas es una pasión. Es un lugar en donde yo
prácticamente me crié. Vengo acá desde muy chica. Compartí un montón de cosas y
conocí un montón de gente. Viví muchos momentos deportivos inolvidables. Uno
trayendo al hijo acá quiere que en algún momento pueda vivir un poco de lo que
a mí me dio el deporte y este club. Además, de la gente maravillosa que conocí.
Es un sentimiento inexplicable”.


Periodista:
¿Qué proyectaron para lo que sigue de Lomas D?
Mariana: “Renovamos contrato para este año 2014 las
cinco!!!!! Jajaja y estuvimos tratando de buscar ‘gente nueva’ y ‘gente vieja’
que viniera a jugar”.
Silvina: “Hay un
par de ex que el año pasado se quisieron sumar y por diferentes cosas no lo
hicieron. Ahora, nos escucharon, nos vieron y se entusiasmaron. Lo que
proyectamos la verdad es que mientras sea positivo para el club, todo viene
bien. No solo para nuestro grupo. Hay muchas chicas que son buenas jugadoras y
que por diferentes motivos de trabajo o estudio dejaron de jugar y ahora
se motivaron porque dejaron de jugar hace uno o dos o tres años y quieren
volver a este grupo. Si al club le suma, bienvenido sea. Por supuesto, nosotras
queremos lo mejor para la ‘A’, la ‘B’ y la ‘C’, para todas las líneas del club.
La ‘D’ es el último equipo del club en donde hay alguna concesión más para
aquellas chicas que por algún motivo no puedan entrenar. Si se suman y se
pueden sumar a diferentes categorías, mejor, así todas las líneas mejoran
porque no tienen que hacernos bien a nosotras, sino al club. Jugar en la ‘D’ o
en la ‘C’ no nos cambia a nosotras sino que cambia a las divisiones menores y
eso es lo que proyectamos”.
Melisa: “Es un poco lo que decía Silvina. Seguimos siendo el equipo ‘D’
que es el último equipo del club y nuestra prioridad es que tengamos una
Primera ‘A’ que este ahí arriba y sea competitiva. El objetivo es tener un
equipo ‘B’ como tuvimos en su momento súper competitivo y tener un equipo ‘C’
que ande muy bien con chicas que tengan condiciones como para jugar en la ‘A’
pero que están ahí. Nosotras que estamos en la ‘D’ y, con respecto a los
ascensos, personalmente no me lo planteé y creo que se formó un grupo humano
muy lindo que eso es importante a la hora de jugar. Empezamos a sumar puntos y
vimos que estábamos para ascender. Por eso, también nos tocó perder los
partidos importantes que eran los que realmente teníamos que ganar y nos
sentíamos frustradas. Ésto se fue dando partido a partido con el broche de oro
que fue el partido final. Vamos pasito a pasito como diría Mostaza jaja”.
Periodista:
¿Qué expectativas tienen para el presente torneo?
Virginia: “Queremos hacer un buen torneo. En principio me plantearía
mantener la categoría pero sé que eso no me va a conformar. Si se puede
ascender, mejor”.
Periodista:
Ustedes saben que son “íconos viviente del club” y que tienen algo que los
demás no tienen, que es el fuego sagrado. Por eso, pueden seguir jugando a los
40, a los 50 o los 90 años. Ustedes, de algún modo, se alimentaron con ese
fuego sagrado. ¿Qué le dirían Ustedes a las chicas que vienen al club?

Es algo que hoy el club tiene que
cambiar. No creo que le falte calidad a las jugadoras, porque sí creo que
tienen calidad pero les está faltando tener una cabeza distinta como grupo que
es lo que teníamos nosotras. Se puede trabajar desde otro punto de vista,
metiendo gente o haciendo algo o proponiendo algo desde el club por ahí con
nosotras. Pero, les falta eso como grupo”.

El partido de ese sábado del ascenso
significó todo. Nosotras íbamos dos goles abajo y creo que nos quedaban diez
minutos pero me pasó algo que no había hecho y es que nunca pregunté cuánto
faltaba para terminar porque estaba convencida que íbamos a ganar. Ni siquiera
pregunté la hora porque estaba convencida que el partido lo íbamos a ganar. Lo
bueno fue que muchas mamás de nenas del club que estuvieron viendo el partido,
se fueron diciendo ‘¿chicas vieron que muchas veces cuando uno cree que todo
está perdido, realmente no hay nada perdido?’ Como ejemplo estuvo muy bueno”.

Virginia: “Tienen que entender lo lindo que es ganar. Hay
que educar para la superación, así los chicos cuando pierden no se frustran.
Tienen que tolerar esa frustración y aprender del perder y de ese resultado
negativo. Hoy las chicas que juegan en la A, tienen una mochila terrible y
estoy convencida que tiene que ver con la conducción. Creo que los grupos se
hacen en función de la conducción. Yo aprendí lo que es la superación viniendo
a este club y me sorprendí por todo lo que me pudieron transmitir. Todos los grupos
pasan por las mismas situaciones. Tienen dificultades y diferencias pero cuando
hay un objetivo común, todos tira para el mismo lado. Eso se educa desde
chiquitos. El trabajo en inferiores es fundamental porque ahí se empieza a
transmitir el fuego sagrado. Hablo de algunas jugadoras que fueron entrenadoras
y que por ahí no eran las más destacadas deportivamente pero Rocío Hermida o la
negra Ubertalli son jugadoras que entrenaron divisiones menores y sabían
transmitir estas cosas pero que hoy no están entrenando a las divisiones
menores. En los más chiquitos se tienen que transmitir los valores. Después, la
técnica individual se adquiere. Lo aprendí cuando vine a este club porque era
algo homogéneo que se daba en todos los equipos, incluso en partidos de Séptima
División se veía que pasaba eso. No me voy a olvidar más que una vez Ariel
(Holan) empezó a sacar de la cancha a jugadoras que no corrían y fuimos
quedando cada vez menos, quedaban diez, quedaban nueve y dijo ‘voy a seguir
sacando jugadoras hasta que no empiecen a correr, las de atrás si quieren
correr menos, tienen que correr más para que vuelva su compañera adentro de la
cancha’. Y así fue, ese partido se ganó. Son cosas anecdóticas pero que
demuestran la ambición que uno tiene que tener. No frustrarse y aprender de las
perdidas. Más que ambición es superación”.