(Producción HAP)
En la temporada anterior el equipo de
Lomas Athletic “D” consiguió el ascenso de categoría al vencer en forma agónica
a San Marcos con gol de oro (tras vencer en el tiempo reglamentario por 4
a 3, mientras que en el encuentro de ida las “santas” se habían impuesto 1 a 0).
Justamente en ese equipo se encuentran la experimentadas Silvina Mas, Mariana
Rodríguez Lagoa, Melisa Vázquez y Virginia Alonso, quienes nos cuentan sus
impresiones por el objetivo conseguido y dan sus puntos de vista respecto de
diversos temas.
Periodista:
¿Qué sintieron cuando lograron el objetivo?
Silvina Mas: “Fue exactamente igual para mí que el haber logrado otros objetivos
hace unos años. Me demostré a mí misma que no había una letra que me marcara.
Jugué toda la vida en Lomas “A” y ahora al haber jugado en Loma “D” la
sensación fue totalmente igual. No me cambió absolutamente nada. Quizás el ser
más grande y experimentada, hizo que se valore distinto el esfuerzo que hacían
las más grandes y con el esfuerzo que hacían las más chicas en aceptar lo poco
que hemos entrenado. Posiblemente fue una satisfacción doble respecto de otros
momentos porque siento que los esfuerzos fueron más grandes por todo lo que
acabo de decir”.
Mariana Rodríguez Lagoa: “La final para mí fue
soñada. Es de película, no fue real ganar en el último segundo con gol de oro
después de ir casi todo el partido perdiendo. Fue soñado. Terminó el partido y
vinieron todos nuestros hijos. Estar rodeado de todos los nenes fue increíble.
Yo había ascendido ya una vez en el ‘94 que era otra realidad dado que fue un
torneo largo, con lo cual habíamos ascendido porque habían alcanzado los
puntos. Por eso, es distinto, ahora con los play off jugás con la presión en el
momento. Genial. Para cerrar un año ideal”.
Melisa Vázquez: “Estoy
muy de acuerdo con lo que decían Mariana y Silvina. Fue un año bárbaro. Es un
esfuerzo familiar porque muchas veces los maridos tienen que llegar a horario
para que podamos salir y es una movida realmente importante. A diferencia de
haber jugado en la “A”, lo que me gustó mucho fue que mis hijas pudieran
disfrutar de lo que yo disfruté. Como decía Mariana, la sensación de haber
ganado de la manera que ganamos fue espectacular. En un momento en primera “A”
ganamos campeonatos más de una vez, pero esta sensación es distinta. No sé si
es porque una es más grande o porque nos costó más. La verdad que tuvo un sabor
hermoso cuando terminamos y estaban todos los chicos ahí. Fue ideal. Estamos
muy contentas”.
Virginia Alonso: “Al principio cuando
decidimos ‘volver’ estaba muy contenta porque volvía con muchas de las chicas
con las que ya había jugado y compartido muchas cosas. Fue gradual. Empezamos a
movernos un poco para entrenar y no pensábamos en jugar. Pero después, Leo
(Mas) empezó a meter mentalidad para que juguemos. La duda nuestra era
como lo podía recibir el grupo y fue increíble la apertura que tuvieron y lo
cómoda que nos hicieron sentir. No es fácil para el resto cuando están viniendo
tres veces por semana. Ellas tienen otra edad y otras prioridades y es difícil
que siendo más chicos entiendan las prioridades de los más grandes. Pero la
verdad que es para sacarse el sombrero la apertura que tuvo el equipo. Con ésto
nos comprometieron a tener que matarnos porque no podíamos defraudar esa
confianza y apertura que nos brindaron. No podíamos hacer poco y no podíamos
fallar. Lo sentí como jugando la final de Polvorines en el 2008 y la final del
2006. Lo sentí igual que esas finales pero con la alegría de haber ganado con
un gol de oro que no me había pasado nunca. La verdad que es muy lindo”.
Cuando las consultamos acerca de las
diferencias grandes que encuentran entre lo que vivieron cuando jugaban en la A
y lo que consiguieron en esta categoría del ascenso, todas coinciden en el tema
del arbitraje. Y también comentan …..
Mariana: “Es patético porque hay gente que nunca en su vida jugó al hockey y no
saben las reglas. Yo lo que sentí es que a jugadoras que tienen mucho la
pelota, una calidad increíble y son muy finas para jugar, se les complica para
jugar y no pueden jugar porque les hacen ‘faltas’ permanentes. Una falta no te
la cobran, la otra tampoco y lo lamento por la contraria que no tiene la culpa,
pero la querés pisar porque no te lo cobran ja”.
Silvina: “Yo me sorprendí positivamente porque encontramos equipos que para
mí son equipazos y en la ‘A’ no podrían jugar por un tema de ritmo, pero en la
‘B’ seguramente sí lo podrían hacer. Todos los equipos intentan jugar pero ojo
que agarrás muchos equipos ‘B como Quilmes Athletic ‘B’ y Banco Provincia ‘B’
que la verdad hace bien las cosas. A mí me gustaron la mayoría de los equipos”.
Mariana: “Estaba bueno que varios tenían diferentes estilos y planteos y en
los partidos que tenías que pensar tácticas diferentes”.
Virginia: “No se da más como era antes que un equipo le pegue para adelante
y no la pueda parar. Ahora todos tienen un sistema de juego, todas las
jugadoras del equipo tocan la pelota y la hacen circular. Eso tiene que ver con
el crecimiento del hockey”.
Melisa: “Por lo menos a mí me resultó más complejo de jugar con tres en el
fondo porque nosotras somos de otra generación y jugábamos con cuatro
defensoras y nos querían hacer entender que todos los equipos jugaban de tres.
Posiblemente esa fue una de las cosas que más me costó por estar acostumbrada a
otro sistema de juego. Entre el arbitraje y el sistema hicieron que me costara
un poco adaptarme a este sistema de juego”.
Periodista:
Acostumbradas a jugar en la “A” con un estilo de juego distinto ¿Fueron viendo durante
el torneo que tenían posibilidades interesantes o lo fueron planteando? ¿Cómo
se fue dando el año?
Virginia: “Leo desde el primer partido que dirigió dijo que quería salir
campeón. Yo lo escuchaba y pensaba ‘bueno, es su deseo’. Miraba a las chicas y
pensaba si podían llegar a saber realmente lo que nos estaba diciendo.
Inclusive llegué a dudar si Leo sabía lo que estaba pidiendo jajaja. Cuando
terminó el primer partido que jugué, no me podía mover y las chicas todavía
casi no habían arrancado (ja). Fueron pasando los partidos y Leo fue metiendo
de a poco el discurso y un nivel de exigencia que me hacía preguntar si en
serio estaba aspirando a salir campeón (ja). Pero hasta que me lo hizo creer
porque fuimos creciendo en el sistema de juego. Si bien nos costó, pudimos
adaptarnos al sistema de juego. En mi caso volví a la zona del medio, a ser una
volante. Creo que corrí más que cuando jugaba en la “A” jajaja, por el puesto
que me tocó. Eso lo disfruté muchísimo. Hacía mucho que no tenía esos partidos
con tanto desgaste físico. Cuando jugaba abajo tenía un desgaste pero no sentía
que iba al extremo. La verdad que eso lo disfruté un montón y fue parte de la
convicción de Leo (Mas) y de la mentalidad de Silvina (Mas) que va para
adelante como un camión y que no quiere perder ni a la bolita. Eso te va
contagiando y te va haciendo creer que vas teniendo posibilidades cuando ves
que el juego se está empezando a armar y que los resultados se van dando.
Incluso, cuando los resultados no se daban, nos daba bronca y decíamos ahora
queremos ganar”.
Silvina: “Jugábamos
sin arquera porque nuestra arquera era una jugadora de la Intermedia que
gentilmente ocupaba el puesto. Por eso, nos empezó a pasar que los partidos que
podíamos ganar bien lo ganábamos pero cuando nos tocaba uno de los de arriba,
perdíamos porque al arco te llegaban. Ahí yo sentí que se nos venía abajo todo,
teníamos un buen equipo pero sin arquera no podíamos jugar. De repente
estábamos primeras y motivadas pero cuando empatábamos o perdíamos bajábamos
bastante en el ranking”.
Periodista:
¿Hubo algún rival ‘distinto’? ¿alguno que les haya costado más o que
encontraron realizaban un trabajo diferente que los demás en la categoría?
Mariana: “Hubo dos rivales, Vilo “A” y BACRC “B”. Fueron rivales que te
dabas cuenta que intentaban jugar al hockey y tenían jugadoras que entendían
mucho más el juego, además con BACRC fue un partido “retro” de hace unos años
porque muchas jugadoras estuvieron en la A. Esos dos partidos fueron así”.
Periodista:
Ustedes tienen toda una familia conformada, un ritmo de vida distinto y
vuestros hijos que dependen de ustedes porque son aún chicos ¿Era complicada la
semana?
Melisa: “Una de las cosas por las cuales yo volví era por el tema del
horario (19 a 21), me favorecía eso aunque alguno de los lunes, miércoles y
viernes se me dificultaba venir. Por eso había hablado con Leo que si retomaba
podía cumplir los viernes nada más en ese horario y le pregunté si le servía.
Además le dije que quería jugar y no me importaba si era en Intermedia, la
realidad es que quería jugar para hacer algo yo. Después lo fuimos acomodando.
Para mí el horario fue fundamental. Venía siempre con mi hija Pilar y como
estaban los demás chicos también ella nunca se quiso quedar en mi casa y
siempre quiso venir al club”.
Periodista: ¿Se dan cuenta de la ‘escuela’ que están haciendo?
Silvina: “Ojalá
lo puedan tomar porque vieron situaciones de todo tipo. Un día mi hija más
chica vio que lo expulsaron a mi hermano Leo y lloraba diciendo que la árbitro
era mala porque lo saco al tío ja. Pensá que los chicos entraban a la cancha y
estaban presentes en la charla previa al partido, la hacían con nosotras en el
medio del grupo y ellos gritaban ‘¡vamos Lomas!’ con nosotras. La semana
complica mucho pero facilitó el horario y el tema de los viernes. A mí me
cerraba bien que mi marido trabaja acá los viernes. Entonces, veníamos todos
acá, terminábamos, nos bañábamos, cenábamos juntos y nos íbamos aunque el
sábado todos nos levantábamos de vuelta a las 6 de la mañana y arrancaba uno
para un lado y otro para el otro”.
Virgina: “Lo malo del viernes es que hay muy mucha
distancia entre el partido y el siguiente entrenamiento. Lo bueno, es que vengo
más relajada porque le dejo los tres chicos a mi marido y no me ocupo de lo que
comen o si se bañan porque es viernes. En cambio, un miércoles tienen que cenar
temprano, bañarse y acostarse temprano. Toda esa rutina la teníamos
incorporada. Después, con el correr del año, pudimos empezar a venir algunos
los miércoles, especialmente sobre el final Leo nos pidió que viniéramos más
días las últimas semanas. Con esa prueba me di cuenta que los chicos también
adquieren una rutina, pueden hacerla y yo puedo venir tranquila porque ellos se
van a acostar temprano igual. A veces, lo que nos pesa a las mamás es alterarle
a los chicos una rutina por nuestra pasión de venir a jugar al hockey”.
Mariana: “Yo nunca dejé de jugar, siempre tuve a los chicos pero seguí
jugando. Tengo la suerte de que mi marido es casi como una mamá, se los dejo y
él se arregla. A él le toca martes y jueves porque juega al fútbol con sus
amigos y a mí me toca lunes, miércoles y viernes. También, es importante que el
marido tenga buena predisposición porque si no fuera así no hay posibilidades
de hacerlo. Él me iba avisando cuando le faltaban cinco minutos para llegar a
casa así yo podía salir y no llegar tarde al entrenamiento, lo disfruto así,
corriendo de un lado para el otro pero lo disfruto”.
Virginia: “Agradecerle a los maridos y a las abuelas. Cuando empezó el
año mi hijo tenía un mes y medio porque nació en enero. En marzo le dije a mi
mamá si me podía tener a los chicos porque quería jugar al hockey y ella me
respondió que por favor me enganchara con el hockey. Le dije a mi mamá que si
volvía a jugar era tranquilo. Si algún día el chico tiene fiebre, no voy. Mi
mamá me dijo ‘ mirá Vir, ya te conozco, el día que el chico tenga fiebre me vas
a decir mami tenémelo igual porque si hoy ganamos quedamos primeras’ jajaja. A
Silvina le pasó eso. Dijo que se iba a turnar con su marido Andrés porque el
nene juega al fútbol y que, por eso, ella iba a ir a ver un partido y el marido
otro. Ni sé cómo hizo ella pero jugó todos los partidos jajaja”.
Periodista:
¿Qué las motivó para volver al espíritu competitivo?
Virginia: “Yo había arreglado con mi grupo de compañeras
de inferiores para jugar en una cancha pero me di cuenta que cuando no competís
no es divertido. Al principio contábamos los goles y nos cargábamos un poco
pero después ya es lo mismo. La verdad que la pasaba bien pero si quiero jugar
al hockey, quiero competir porque es lo que me divierte y enojarme si las cosas
no me salen, sino no está tan bueno (ja). Mucho más la mujer porque el hombre
de por sí es competitivo pero la mujer llega un momento que empieza a prestarle
atención a otras cosas y si no hay competencia es muy difícil ejercer el
compromiso”.
Silvina: “En mi caso fue diferente. No arranqué pensando en competir sino
en que quería jugar tranquila porque hacía siete años que no hacía nada.
Entonces, arranqué y entrené hasta que Leo me empezó a decir ‘dale porque te
voy a dar el alta’. Lo pateé y lo pateé hasta que un fin de semana yo quería
jugar y el Club no me dio de alta. Entonces, me dio mucha bronca y me dieron
más ganas de jugar. Leo discutió y hasta se metió mi marido. Al fin de semana
siguiente, que fue cuando logré que me dieran el alta, fui a jugar el primer
partido. Llovía, todavía no estaban los bancos de suplentes y nos tapábamos con
paraguas. Lo más precario que se te podía ocurrir. Estábamos con Melisa y en un
momento Leo nos dijo que entremos. Hacía mucho frío y lo único que motivaba es
que era contra Pucará. En un momento nos miramos con Meli y dijimos ‘¿qué
hacemos acá’’ ja. Entré, jugué y a partir de ese momento era como que tenía un
bichito dormido. Si yo no hubiese entrado a la cancha probablemente seguía con
la misma postura pero una vez que entré, soné. La Colo Pando arrancó y no
estaba convencida. Ella no se anotaba y no se daba de alta. Un fin de semana yo
no podía ir a jugar porque tenía que trabajar, la Colo jugó y le pasó lo mismo.
No dejó de jugar nunca más. Cuando jugaste un partido sonaste porque te vuelve
todo lo que tenías guardado adentro”.
Virginia: “Yo después de haber tenido a Justino, volví a
entrenar en la “A” y había arreglado que entrenaba los jueves en el nivel más
alto del club pero no me podía comprometer a venir más días. Luego no venía a
jugar pero disfrutaba de ver los partidos. Después, justo quede embarazada de
Francisco. Pero, como dicen las chicas, me di cuenta que una vez que entrás a
la cancha te cambia toda la razón por la que venís”.
Melisa: “En mi
caso, tenía ganas de hacer algo pero no sabía cómo entrar porque no conocía al
grupo. Me convencieron para empezar a jugar con unas mamis pero vine un día y
dije que ésto no es para mí. Justo vine a traer a Pilar al club y Silvina me
dijo que arrancaba a entrenar con Leo los viernes. Ahí dije ‘bueno, listo,
arranco’ y arranqué diciéndole a mi mamá y a mi marido que iba a venir cuando
podía y la piloteaba con las nenas porque ya estoy grande ja. Después entré a
la cancha y quería ganar como sea, no me importaba nada y me fui sorprendida de
las veces que me tocó perder porque me fui igual de enojada que cuando tenía 18
años, cuando los árbitros me cobraban mal, me encontraba adentro de la cancha
enojada peor que en otras épocas (ja).
Mariana: “Hay una anécdota con Virginia, en un partido en que le sacaron
una tarjeta. Entonces, ella se sienta en el banco insultando al árbitro y
gritándole ‘burra, sos una burra, no sabes nada, sos un animal’, entonces me
acerco y le digo: “Vir, ¿hay necesidad?”. Ella me respondió diciendo que no
podía parar, que así como a veces se te pueden mover las piernas solas a ella
se le movía la boca sola jajaja”.
Periodista:
¿Qué es Lomas para cada una?
Silvina: “Mi segunda casa. Todas mis amigas de la vida y del corazón son
del club. A mi marido lo conocí en el club y mis hijos viven en el club. El
club es todo. No importa dónde. Hasta mirando un partido de rugby lo siento exactamente
igual, es Lomas. Es mi amor, una pasión”.
Mariana: “Lomas es una pasión. Es un lugar en donde yo
prácticamente me crié. Vengo acá desde muy chica. Compartí un montón de cosas y
conocí un montón de gente. Viví muchos momentos deportivos inolvidables. Uno
trayendo al hijo acá quiere que en algún momento pueda vivir un poco de lo que
a mí me dio el deporte y este club. Además, de la gente maravillosa que conocí.
Es un sentimiento inexplicable”.
Melisa: “En mi
caso no es mi segundo hogar sino que es mi casa. Empecé a venir acá a los siete
años porque mi mamá venia a jugar al tenis. Yo estaba todas las tardes y me
conozco todos los rincones del club. Si no hubiese seguido jugando, hubiese
venido igual. Mis hijos se criaron de la misma manera porque desde el momento
en que nacieron están acá adentro. Creo que si hoy venden el club, mis hijos
son parte del mobiliario porque están acá todo el día (ja). Es mi casa y nunca
podría jugar en otro club. Sentí que a veces no fueron justos conmigo en un
montón de cosas y me han dicho porque no haces una cosa u otra. Es muy de
fútbol porque podrán pasar dirigentes y muchas cosas más pero mi sentimiento
hacia los tres colores están siempre. No me importa quien esté de presidente o
en la comisión, quién este entrenándome o el preparador físico. Esas cosas
pasan pero tu amor por el club sigue y no se llama ni entrenador, ni preparador
físico, ni dirigente que esté de turno. Yo creo que me voy a morir acá
adentro”.
Virgina: “Mi caso es distinto. Yo vine al club a los 14 años. Yo jugaba en
San Albano y lo quiero mucho. La verdad, es que vine por admiración a este
equipo que ya era glorioso en ese momento. No pensé que podía llegar a querer
al club porque vine por admiración deportiva pero la verdad es que hoy me
identifico con el club y mis amigas son de acá. Lamentablemente no puedo traer
a mis hijos porque mi marido es de Pucará y tengo tres varones. Igual, los
traigo y quiero que conozcan y que estén acá también. No pensé que iba a llegar
a tanto desde lo sentimental. Involucrarme desde la amistad con las chicas y
poder ser amiga de las personas que cuando era chica admiraba. En Longchamps la
recuerdo a Silvi (Mas) tirada en el piso y que le masajeaban las piernas porque
estaba contracturada y ahora mis hijos comparten con los hijos de ella, juego
con ella desde hace más de diez años. La verdad es que me enseñaron lo que es
querer una camiseta y así sigo, no puedo dejarlo”.
Periodista:
¿Qué proyectaron para lo que sigue de Lomas D?
Mariana: “Renovamos contrato para este año 2014 las
cinco!!!!! Jajaja y estuvimos tratando de buscar ‘gente nueva’ y ‘gente vieja’
que viniera a jugar”.
Silvina: “Hay un
par de ex que el año pasado se quisieron sumar y por diferentes cosas no lo
hicieron. Ahora, nos escucharon, nos vieron y se entusiasmaron. Lo que
proyectamos la verdad es que mientras sea positivo para el club, todo viene
bien. No solo para nuestro grupo. Hay muchas chicas que son buenas jugadoras y
que por diferentes motivos de trabajo o estudio dejaron de jugar y ahora
se motivaron porque dejaron de jugar hace uno o dos o tres años y quieren
volver a este grupo. Si al club le suma, bienvenido sea. Por supuesto, nosotras
queremos lo mejor para la ‘A’, la ‘B’ y la ‘C’, para todas las líneas del club.
La ‘D’ es el último equipo del club en donde hay alguna concesión más para
aquellas chicas que por algún motivo no puedan entrenar. Si se suman y se
pueden sumar a diferentes categorías, mejor, así todas las líneas mejoran
porque no tienen que hacernos bien a nosotras, sino al club. Jugar en la ‘D’ o
en la ‘C’ no nos cambia a nosotras sino que cambia a las divisiones menores y
eso es lo que proyectamos”.
Melisa: “Es un poco lo que decía Silvina. Seguimos siendo el equipo ‘D’
que es el último equipo del club y nuestra prioridad es que tengamos una
Primera ‘A’ que este ahí arriba y sea competitiva. El objetivo es tener un
equipo ‘B’ como tuvimos en su momento súper competitivo y tener un equipo ‘C’
que ande muy bien con chicas que tengan condiciones como para jugar en la ‘A’
pero que están ahí. Nosotras que estamos en la ‘D’ y, con respecto a los
ascensos, personalmente no me lo planteé y creo que se formó un grupo humano
muy lindo que eso es importante a la hora de jugar. Empezamos a sumar puntos y
vimos que estábamos para ascender. Por eso, también nos tocó perder los
partidos importantes que eran los que realmente teníamos que ganar y nos
sentíamos frustradas. Ésto se fue dando partido a partido con el broche de oro
que fue el partido final. Vamos pasito a pasito como diría Mostaza jaja”.
Periodista:
¿Qué expectativas tienen para el presente torneo?
Virginia: “Queremos hacer un buen torneo. En principio me plantearía
mantener la categoría pero sé que eso no me va a conformar. Si se puede
ascender, mejor”.
Periodista:
Ustedes saben que son “íconos viviente del club” y que tienen algo que los
demás no tienen, que es el fuego sagrado. Por eso, pueden seguir jugando a los
40, a los 50 o los 90 años. Ustedes, de algún modo, se alimentaron con ese
fuego sagrado. ¿Qué le dirían Ustedes a las chicas que vienen al club?
Silvina: “Creo que la temporada pasada les dijimos mucho con lo que
hicimos. La final fue, sin querer, una demostración ‘a lo Lomas’, no lo des por
perdido ni aún perdido. El año pasado a la línea ‘A’, que peleó en otras
instancias, la final nuestra le debe haber abierto la cabeza a muchas de las
chicas. Mirá que la gran mayoría de las chicas que están en la ‘A’ y la ‘B’ nos
han conocido pero me parece que se perdió algo desde algún punto porque no hay
quien les transmita aquél fuego sagrado. Yo les diría que sigan siempre
vinculadas con un grupo con el objetivo de ganar, sin importar si te llevas
bien o mal afuera de la cancha. Nosotras hemos tenido épocas en las que nos
llevábamos mal una con otra pero adentro de la cancha ese problema no existía.
Eso me parece que se da mucho en las generaciones de ahora.
Es algo que hoy el club tiene que
cambiar. No creo que le falte calidad a las jugadoras, porque sí creo que
tienen calidad pero les está faltando tener una cabeza distinta como grupo que
es lo que teníamos nosotras. Se puede trabajar desde otro punto de vista,
metiendo gente o haciendo algo o proponiendo algo desde el club por ahí con
nosotras. Pero, les falta eso como grupo”.
Melisa: “La final nuestra fue una final con
gente que terminaron sus partidos y vinieron a vernos. De repente parecía un
partido de play off pero no de un ascenso de Primera E, fue un partido súper
emocionante y por suerte hubo varias chicas de diferentes categorías. Lo que
veo de la Primera A y lo que me llama la atención es que hay individualidades
muy buenas técnicamente pero que no juegan en función de las necesidades del
equipo. Eso es lo que más me llama la atención. Creo que si había algo que nos
caracterizaba a nosotras como grupo es que jugábamos en función del equipo. Si
había una que tenía que quedarse marcando y cumplir esa función nada más porque
al equipo le sumaba eso, se bajaba la cabeza y se hacia lo que era mejor para
el equipo, no había nadie que se quejara. A mí me da la sensación que al ser
todas tan buenas, hay muchas que son muy buenas individualmente y poco en
función de las necesidades del equipo. Eso crea quiebres y no da resultados.
El partido de ese sábado del ascenso
significó todo. Nosotras íbamos dos goles abajo y creo que nos quedaban diez
minutos pero me pasó algo que no había hecho y es que nunca pregunté cuánto
faltaba para terminar porque estaba convencida que íbamos a ganar. Ni siquiera
pregunté la hora porque estaba convencida que el partido lo íbamos a ganar. Lo
bueno fue que muchas mamás de nenas del club que estuvieron viendo el partido,
se fueron diciendo ‘¿chicas vieron que muchas veces cuando uno cree que todo
está perdido, realmente no hay nada perdido?’ Como ejemplo estuvo muy bueno”.
Mariana: “Lo que está pasando ahora no es problema del fuego sagrado de la
gente que está jugando hoy en Primera A. Me parece que ese fuego se entrena y
se educa para tenerlo. Por eso, creo que la labor, hoy por hoy, es que las
chicas puedan encontrarlo y eso es labor de la gente que las está educando.
Creo que acá juegues como juegues, el amor que una siente por el club te lo
trasmite alguien. Siempre tiene que ser ‘gente muy del club’ para que te haga
amar la camiseta y no importa lo que estés jugando, porque siempre se juega
para Lomas y siempre tienen que querer estar. Que no les dé lo mismo perder o
ganar. Cuando son chiquitos no es tan importante pero le vas creando una
conciencia de lo lindo que es ganar. Al perder también se aprende pero siempre
hay que tener un objetivo más alto priorizando siempre el grupo porque es un
deporte en equipo y eso sirve para el equipo. Si vos jugás en equipo, el
respeto es parte fundamental. Respeto por tus entrenadores y tus compañeros. Si
el entrenamiento es a las ocho y media hay que cumplir con los horarios, si
tengo que jugar partido, juego el partido, no hay desfile o fiesta de quince,
no hay nada. Hay que crear desde chicos el amor a lo que se hace y querer jugar
al hockey más que cualquier otra cosa porque lo que te da este deporte, no te
lo da nada. No hay otra sensación que te dé lo mismo. Hay muchas cosas que nos
gusta hacer pero la sensación personal de estar adentro de una cancha y jugar
al hockey, no te la da nada”.
Virginia: “Tienen que entender lo lindo que es ganar. Hay
que educar para la superación, así los chicos cuando pierden no se frustran.
Tienen que tolerar esa frustración y aprender del perder y de ese resultado
negativo. Hoy las chicas que juegan en la A, tienen una mochila terrible y
estoy convencida que tiene que ver con la conducción. Creo que los grupos se
hacen en función de la conducción. Yo aprendí lo que es la superación viniendo
a este club y me sorprendí por todo lo que me pudieron transmitir. Todos los grupos
pasan por las mismas situaciones. Tienen dificultades y diferencias pero cuando
hay un objetivo común, todos tira para el mismo lado. Eso se educa desde
chiquitos. El trabajo en inferiores es fundamental porque ahí se empieza a
transmitir el fuego sagrado. Hablo de algunas jugadoras que fueron entrenadoras
y que por ahí no eran las más destacadas deportivamente pero Rocío Hermida o la
negra Ubertalli son jugadoras que entrenaron divisiones menores y sabían
transmitir estas cosas pero que hoy no están entrenando a las divisiones
menores. En los más chiquitos se tienen que transmitir los valores. Después, la
técnica individual se adquiere. Lo aprendí cuando vine a este club porque era
algo homogéneo que se daba en todos los equipos, incluso en partidos de Séptima
División se veía que pasaba eso. No me voy a olvidar más que una vez Ariel
(Holan) empezó a sacar de la cancha a jugadoras que no corrían y fuimos
quedando cada vez menos, quedaban diez, quedaban nueve y dijo ‘voy a seguir
sacando jugadoras hasta que no empiecen a correr, las de atrás si quieren
correr menos, tienen que correr más para que vuelva su compañera adentro de la
cancha’. Y así fue, ese partido se ganó. Son cosas anecdóticas pero que
demuestran la ambición que uno tiene que tener. No frustrarse y aprender de las
perdidas. Más que ambición es superación”.